Todos aprendemos en parte de nuestra historia; gracias a cosas que hemos vivido se definen nuestros intereses, temores, preferencias y demás, esto por supuesto aplica a nuestra vida de pareja, mucho de lo que hoy nos gusta en una relación, viene de nuestras relaciones anteriores o de nuestra historia con las relaciones.
Por ejemplo, yo nunca he estado casado, pero si he vivido partes de un matrimonio al convivir con mis papás y eso me enseño varias cosas de una relación, como que esta bien pasar gran parte, sino todo el tiempo libre junto a tu pareja.
Este aprendizaje definió durante muchos años lo que yo esperaba de mi pareja y notaba el impacto que tenía en mi el hecho de que no se cumpliera como yo esperaba; es así como empiezo a notar que mi pasado (historia vital) influye mi presente, me hace ver las cosas de una manera particular y esperar ciertas cosas de mi pareja.
Así mismo, me pasó que mis experiencias en relaciones anteriores me enseñaron que debo hacerme cargo de varias cosas tales como llevar y traer a mi pareja, acompañarla a hacer cosas que necesite, si o si comunicarme con ella antes de dormir y al iniciar el día, entre otras cosas.
Por supuesto, esto es perfectamente normal y necesario ya que ¿dónde estaríamos si no aprendiéramos de nuestra historia?
El lío radica en el momento en que nuestro pasado sea bueno o malo, nos dificulta la posibilidad de conocer y vivir a nuestra pareja actual; esto es importante ya que cada pareja es un mundo, cada relación tiene sus acuerdos y preferencias; aferrarnos a esas ideas preconcebidas de la pareja o a nuestros recuerdos de las relaciones, nos podría limitar la capacidad de entender que cosas quiere mi pareja actual, si esta o no de acuerdo con algo, si tiene expectativas diferentes o si no le gusta algo que estoy haciendo; como podrán imaginar, fijarme demasiado en mi pasado amoroso puede empezar a deteriorar la satisfacción de mi presente.
Todo esto concluye en una invitación, a vivir cada relación de forma equilibrada, es decir, hay que tomar en cuenta el pasado porque nos ha enseñado muchas cosas y al mismo tiempo, intentando cuidar la relación, es útil abrirse a la experiencia de conocer a su pareja, conocer que le gusta, sus límites, sus motivos para actuar y todo lo que puede contribuir a tener una relación estable.
Recuerde como sabiamente nos han enseñado: “Ni mucho que queme al santo, ni poco que lo alumbre”.
Andrés Molano- Psicologa.co – Especialistas en Salud Mental
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