¿Me alimento emocionalmente?: cómo pueden las emociones mediar la alimentación

¿Te has preguntado como es tu relación con la alimentación? ¿Si de pronto existe una relación entre lo que comes y como te sientes, o entre como te sientes y lo que comes? Efectivamente existe una relación entre nuestras emociones y nuestra alimentación, en estudio reciente se investigó la influencia de las emociones sobre la alimentación, para esto tenían un grupo de varones sanos con peso normal y en el mismo rango de edad, los separaron en dos grupos: al primer grupo es mostraron escenas de películas que inducían tristeza y al otro grupo escenas que producían alegría. Posterior a la presentación de las películas les ofrecieron trozos de chocolate. ¿Qué encontraron? Que el grupo de varones que fueron expuestos a escenas alegres tenían una mayor motivación para comer, es decir, un mayor apetito, comían más igualmente mencionaban que el chocolate tenia un sabor más agradable (Macht, Roth, y  Ellgring. 2002). De esto se concluye, que efectivamente las emociones influyen en nuestra alimentación. Sin embargo, es importante mencionar que esta relación puede llegar a tornarse en una relación desagradable, y a esto se le conoce como alimentación emocional.

¿Qué es la alimentación emocional? La alimentación emocional hace referencia a comer debido a una emoción. Significa comer en respuesta a una emoción, ya sea triste, alegría, vergüenza, rabia con el fin de cambiar, regular, evadir o controlar la emoción.

Es importante que identifiquemos que hay una diferencia entre alimentarse por nutrirse porque tu cuerpo lo necesita a comer por regular o evitar una emoción. ¿Cómo podemos identificar esto?

• La alimentación emocional aparece de repente. No de manera progresiva como el hambre fisiológica. Se siente como un impulso de comer.
• Normalmente los alimentos que nos apetecen en este momento son alimentos con un alto valor calórico. Son alimentos que tenemos relacionados con sensaciones placenteras, como un pan, papitas fritas, un dulce.
• En ocasiones, cuando estamos comiendo por emociones, se puede llegar a perder el control de la ingesta, es decir, se dificulta encontrar la sensación de saciedad.
• Y al terminar, aparece un sentimiento de culpa y de insatisfacción con nosotros mismo.

¿Qué consecuencias tiene la alimentación emocional?

Por un lado, en la salud física, puede ser un aumento de peso, problemas cardíacos, metabólicos, de colesterol, diabetes entre otros. Este posible aumento de peso, es muy importante, porque si dejamos pasar por alto aquellas situaciones donde la comida juega otro papel que alimentarnos, podría llegar a convertirse en un problema mayor, y empezar a tener conductas compensatoritos o incluso empezar a restringir en al ingesta para poder controlar el aumento de peso, y esto nos puede llevar a padecer de algún tipo de trastornos del comportamiento alimentario como anorexia, bulimia. Esto en cuanto a consecuencias en la salud mental.

La pregunta que podría estar surgiendo en este momento es ¿como mejorar nuestra relación con la comida y prevenir la alimentación emocional? Aquí les dejo, algunas de las estrategias:

Ser consciente de tus patrones de alimentación: comprender que hay una relación entre las emociones y la nutrición, y que esto de paso a que cada uno de ustedes se piense y sea consciente sobre su alimentación. Una forma de empezar a identificar tus patrones de alimentación es preguntándote el que como, donde lo hago, como lo hago, el porque y si lo haces acompañado solo, viendo tv.

“Romper con la mentalidad de la dieta”: el principal objetivo de las dietas es perder peso, lo que no nos explican es que el perder peso se ve influenciado por muchos otros factores y las dietas muy restrictivas no funcionan a largo plazo, ya que, son casi imposible de seguir, eventualmente tu cuerpo te va a pedir carbohidratos, grasas, proteína. ¿Por qué? Porque estos macronutrientes son lo que nuestro cuerpo necesita para funcionar, cuando restringimos a nuestro cuerpo de esto, el cuerpo lo va a notar y empezará las reservas que tiene, pero cuando se acaben estas reservas tu cuerpo necesita sobrevivir, y vendrán impulsos más fuertes de comer lo que has restringido de tu alimentación.

“Ser más estratégico sobre el control”: dejar ir los alimentos prohibidos en nuestra alimentación. Entendiendo que no hay un alimento bueno o malo, dejando ir esta idea de que los alimentos ricos que saben ricos son malos para nuestro cuerpo. Es comprender, que el alimento como tal no es malo, lo malo es el exceso de algo. ¡Dejando que todos los alimentos vuelvan a tu vida!

Comer conscientemente: comer utilizando tus sentidos, aquí les dejo unos pasos que pueden hacer para empezar a comer conscientemente.

1. Regulación emocional: Identifica si tienes alguna emoción intensa antes de comer.
2. Forma: procura que sea un lugar, cómodo, evitando las distracciones, en el comedor.
3. Tiempo: procura destinarle el tiempo necesario para comer sino fan, masticando, saboreando la comida. Sintiendo como te empiezas a saciar poco a poco.
4. Experiencia multi sensorial; es utilizar todos tus sentidos en el momento de comer. Oler, observar, saborear.

Los invito a implementar etas estrategias en su día a día y así, mejorar poco a poco su relación con la alimentación. Si, en ocasiones, sientes que esto te supera, no dudes en pedir ayuda.

Macht, M., Roth, S., & Ellgring, H. (2002). Chocolate eating in healthy men during experimentally induced sadness and joy. Appetite, 39(2), 147-158.

Farkas, H. (2019). 8 Keys to End Emotional Eating (8 Keys to Mental Health). WW Norton & Company.

Paula Mejía Hurtado  – Psicologa.co – Especialistas en Salud Mental

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