La expresión “tengo TOC” se ha vuelto cada vez más común, sobre todo en las épocas de pandemia, en las que tenemos que lavar nuestras manos, limpiar superficies y estar atentos a nuestros comportamientos para no contagiarnos del COVD-19. Sin embargo, el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) no es simplemente lavarse frecuentemente las manos o preocuparse por contagiarse de algún virus.
El TOC afecta aproximadamente a 1 de cada 100 adultos, aparece por igual en hombres y mujeres y se presenta en culturas de todas las partes del mundo. El TOC puede empezar en la niñez o adultez temprana y una vez aparece tiende a tener una duración crónica a menos que la persona reciba tratamiento.
Una persona tiene TOC cuando presenta obsesiones y/o compulsiones. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos intrusivos y no deseados. Estas obsesiones desencadenan altos niveles de malestar psicológico. Debido a esto, las personas tienden a realizar compulsiones, que son actos mentales o comportamientos que les ayudan a reducir el malestar producido.
Sin embargo, no es suficiente la presencia de obsesiones y compulsiones para hacer un diagnóstico de TOC. Todas las personas podemos llegar a tener obsesiones y compulsiones en algún momento de nuestra vida, especialmente en tiempos de estrés. ¿Qué sería entonces considerado normal y donde empieza a convertirse en un problema?
Es normal repetir y repetir una canción o película, y sentir que se está “obsesionado” con ella, pero esto es algo que se disfruta y no produce malestar, por lo cual no es considerado problemático. También es común que por momentos tengamos preocupaciones recurrentes sobre enfermarnos, sobre que algo malo le pase a alguien que queremos o que temamos equivocarnos. Pero para que esto sea considerado un problema, tendría que impedir nuestro funcionamiento en el día a día. Diferentes estudios han mostrado también que casi todas las personas tienen pensamientos intrusivos e indeseados. Por ejemplo: desear que una persona se muera, tener el impulso de empujar a alguien o tirarse frente a un tren, tener pensamientos sexuales inapropiados, tener pensamientos no haber cerrado bien la casa o el carro, o de haber no apagado la estufa, o tener preocupaciones de que las cosas no estén organizadas perfectamente. Todos estos pensamientos los puedes haber tenido independientemente de si tienes o no TOC. La diferencia recae en el malestar que producen y lo que las personas hacen para manejarlos. Muchas personas pueden dejar ir esos pensamientos y continuar con su día, pero una alguien con TOC no puede controlar las obsesiones y estas aparecen frecuentemente en momentos indeseados. La aparición de estas obsesiones produce emociones intensas como miedo, asco, rabia, ansiedad, o culpa y por esto se siente la necesidad de hacer algo para manejarlas, quitarlas o evitar las consecuencias negativas que se creen van a ocurrir.
En cuanto a las compulsiones, a algunas personas les gusta tener las cosas ordenadas de cierta manera, les gusta que exista simetría o les prestan mucha atención a los detalles. Esto no es problemático si la persona disfruta de esto no es un problema. Es normal también realizar algunos actos de manera ritualista o repetitiva, como, por ejemplo, rezar o tener una rutina de ejercicio o para prepararse para dormir. También es normal que en una pandemia lavemos las manos con mayor frecuencia de lo acostumbrado. Sin embargo, las compulsiones problemáticas son realizadas para mitigar o desaparecer las obsesiones y pueden durar horas. Entonces, para poder diagnosticar que alguien tiene TOC, debe obsesionarse y/o realizar compulsiones por un tiempo extenso y adicionalmente, estas tienen que interferir con las actividades diarias y/o con distintas áreas de la vida que son importantes para la persona.
Así que si identificas que tienes impulsos, pensamientos, o imágenes indeseadas; sientes necesidad de realizar actos de manera ritualista para manejar algunas obsesiones, y sientes que esto esta interfiriendo con las cosas que te gustan y tu funcionamiento diario, es buena idea hacer una cita con un especialista.
O’Dell, A. R., & Crowe, E. M. (2013). Obsessive-compulsive Disorder : Symptoms, Prevalence and Psychological Treatments. Nova Science Publishers, Inc.
Jabeen, S., & Kausar, R. (2020). Obsessive Compulsive Disorder: Frequency and Gender Estimates. Pakistan Journal of Medical Sciences, 36(5), 1048–1052.
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