Uno de los objetivos más importantes de los colegios es enseñar contenidos académicos, creando una malla curricular que pueda abarcar la mayor cantidad de contenidos en ciencias, matemáticas, sociales, artes, literatura, entre otros. De esta manera, nuestros niños están sometidos gran parte de su infancia y adolescencia a un bombardeo constante de información que requiere de una serie de habilidades para poder ser interiorizada y aprendida. Mientras el contenido no supere las habilidades, el niño irá aprendiendo a un ritmo constante y seguramente esto se verá reflejado en sus buenas notas. Pero, ¿qué pasa cuando el contenido supera las habilidades del niño? ¿qué pasa cuando se enfrenta a un tema lo suficientemente complejo para requerir de una forma de estudiar distinta a la que venía usando? Seguramente el niño entrará en un estado de ansiedad académica en el cual puede llegar a sentir que no sabe, que no es bueno y que algo malo sucede con él.
Como si fuera poco, en este tipo de situaciones comienzan las comparaciones con los demás amigos, “ él es mejor que yo”, “ a él le va mejor porque estudia más”, “ es más inteligente que yo”. Y lo padres comienzan a pensar “ mi hijo tiene un problema de aprendizaje”. En muchos casos, el colegio pedirá una evaluación del coeficiente intelectual del niño para saber si existe algún problema de aprendizaje y la mayor parte de esas veces, habrán habilidades que deberá trabajar para mejorar su comprensión de lectura, el análisis de información, las habilidades matemáticas, entre otras.
Sin embargo, muchos de los trastornos del aprendizaje no son más que simples dificultades académicas que junto con un estado de ansiedad escolar, bloquean al niño y no le permiten avanzar en la apropiación de sus clases. Por eso, como terapeutas, padres, profesores o adultos acompañantes, tenemos una responsabilidad enorme en la tarea de generar ambientes seguros y de confianza que le permitan al niño entender que se está enfrentando a un tema más difícil a los que venía acostumbrado pero que eso no significa que no pueda superarlo.
La ansiedad académica aparece cuando el aprendizaje se convierte en un proceso de comparación, cuando sucede en piloto automático y cuando no tiene un significado. Por el contrario, la ansiedad académica mejora cuando el niño o el adolescente comienza a entender que hay diferentes maneras de llegar a una meta y que todos recorremos caminos distintos. Cuando se da cuenta que hay diferentes métodos de estudio y que debe ser consciente de cual es la estrategia que mejor se adapta a sus fortalezas y debilidades, toma las riendas de su aprendizaje y se enfrenta con mayor confianza y determinación.
María Nelly Urbiña – Neuropsicologa – Psicologa.co – Especialistas en Salud Mental
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