¿Cómo afectan las emociones a la capacidad de recordar información y a los recuerdos? La cuestión de cómo el cerebro memoriza las experiencias cotidianas lleva décadas siendo investigada por psicólogos cognitivos y neurocientíficos, estas indagaciones y análisis en manos de profesionales con estudios superiores como postgrados o maestría de psicología en Colombia o de otras partes del mundo, han permitido entender y manejar esta afectación.
Entre una serie de teorías que intentan explicar cómo codificar y posteriormente recordar la información, se ha observado una curiosa influencia sobre la codificación de la memoria: el estado emocional en el momento en que se produce un acontecimiento puede afectar la capacidad para memorizar detalles del mismo.
Los problemas de memoria pueden ser muy angustiosos e interferir en la capacidad para alcanzar los objetivos en la vida. A menudo, cuando las personas experimentan problemas de memoria, les preocupa que tener algún tipo de enfermedad o deterioro en el cerebro.
Los factores neurológicos (como las lesiones cerebrales traumáticas o la demencia) pueden ser la causa de los problemas de memoria. Sin embargo, los problemas emocionales, como la depresión, la ansiedad, el estrés y la ira, también pueden causar problemas de memoria. Es importante determinar qué factores están causando sus problemas de memoria, ya que el éxito del tratamiento depende de un diagnóstico preciso.
Aquí presentamos algunos de los problemas más relacionados con la perdida de la memoria y algunas soluciones para mejorar la situación.
Depresión
Al estar deprimido, el cerebro y el cuerpo tienden a ralentizarse y a estar más confusos, cuesta más concentrarse en las actividades diarias y tomar decisiones racionales. Estas dificultades de concentración pueden significar que la información no está llegando al sistema de memoria, por lo que se puede presentar más olvidos, es decir el problema ocurre en el momento que al no codificar adecuadamente, tal vez no puede almacenar o evocar, porque su sistema de memoria está bien. Aunque también, si no codificamos porque hay una interferencia emocional, la información puede que no se guarde adecuadamente. Cuando se está deprimido, también resulta difícil pensar con claridad sobre un problema y sopesar todas las posibles soluciones.
Para gestionar los problemas de memoria inducidos por la depresión, es recomendable buscar tratamiento psicológico. Otras estrategias que pueden ayudar son dividir las tareas en pasos más pequeños y manejables, y abordarlas una a una, reduciendo las distracciones cuando se intente pensar en la dificultad o situación.
Estrés y ansiedad
El estrés y la ansiedad también pueden provocar problemas de concentración y de memoria: con la ansiedad se tiende a dirigir la atención a lo que produce este estado y por ende se reduce el procesamiento de otra información. El estrés es el resultado de tener demandas externas abrumadoras y no tener suficiente tiempo o recursos para hacerles frente. Esto da lugar a un peor procesamiento de la información debido a la sobrecarga del sistema.
En el caso de los estados de ansiedad, se puede buscar un tratamiento psicológico para lograr reducir la importancia del hecho que provoca esta sensación. Otras estrategias que pueden ayudar son el aprendizaje de técnicas de relajación para calmarse al sentir ansiedad, igualmente exponerse a las cosas que provocan este estado, por supuesto de manera paulatina, puede ser de ayuda.
También pueden ser útiles las técnicas de mindfulness o de atención plena (sintonizar más con otros estímulos sensoriales y con todo el mundo que le rodea). En el caso del estrés, es importante reducir las exigencias de tiempo, dejando de lado las actividades que no son tan importantes o reduciendo las expectativas de lo que se quiere hacer.
Ira
Las personas que experimentan ira y rabia intensas suelen decir que tienen la memoria en blanco, pero por el contrario las personas con una emoción intensa suelen recordar más detalles. Lo que afecta tal vez es la percepción de la realidad, mas no tanto la memoria. Esta reacción emocional puede dar lugar a un aumento general de la reactividad fisiológica y a una concentración en la situación que provoca la ira, lo que puede impedir a la persona ser consciente de lo que ocurre a su alrededor.
Para solucionarlo, se deben observar los factores desencadenantes de este sentimiento e intervenirlos lo más pronto posible, abandonando la situación, realizando una respiración lenta o contando hasta 10.
Pensar en las consecuencias del comportamiento de enfado y reconocer que es probable que los pensamientos internos contribuyan también a este estado emocional, puede ser una técnica útil para mejorar la situación. Finalmente, buscar ayuda profesional para controlar la ira es muy recomendable.
Para concluir, diversos estudios han demostrado que el estado de ánimo con el que se relaciona un recuerdo influye en la facilidad con la que se puede recordar. Por lo tanto, si hay alteraciones como las mencionadas anteriormente lo más recomendable es consultar a tiempo a un especialista en psicología.
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