La Organización de Naciones Unidas (ONU, 2020) señala que alrededor de mil millones de personas en el mundo viven con un trastorno mental. Cada 40 segundos, alguien muere por suicidio, y ahora se reconoce que la depresión es una de las principales causas de enfermedad y discapacidad entre niños y adolescentes al rededor del mundo.
La salud mental, una cuestión en la que todos estamos implicados. Hablar desde el respeto y la aceptación, conocer los condicionantes y educarse sobre el tema, permitirá que aquellos que las padecen y sufren puedan despojarse de las cargas que producen los prejuicios erráticos de terceros, además de poder sentirse en libertad de confesar y transmitir claramente su malestar y facilitar su transición a ser personas que día a día pueden superarse y desarrollar sus potencialidades desde sus posibles limitaciones, que en muchas ocasiones estas limitaciones son obstáculos que la sociedad impone desde la ignorancia sobre el tema.
El desconocimiento si bien se ha podido ver erradicada en gran medida por el avance de las tecnologías, los estudios sobre el tema y las herramientas de intervención que cada día son mucho más veraces; los pacientes que sufren de algún tipo de trastorno o afección mental la gran parte del tiempo no son capaces de abrirse y hablar con libertad sobre sus patologías y sus padecimientos por el miedo que genera el no ser aceptados, el temor al rechazo es real y los señalamientos a estas personas se presentan constantemente en la cotidianidad.
Las personas afectadas por estas enfermedades pueden tener un tratamiento oportuno para sus patologías y posterior a este mejor su calidad de vida, ser funcionales y poder desarrollar cada una de sus potencialidades para que esto ocurra el individuo debe ser capaz de reconocer que existe un problema y solicitar apoyo de profesionales, la toma de consciencia es el primer paso para el éxito de un tratamiento, partiendo de este punto se pueden generar cambios estables en el tiempo.
Poder reconocer que algo está mal, poder exteriorizar, dialogar con familiares y amigos sin temor a sentir rechazo sería el ideal de un individuo con una enfermedad mental, sentirse comprendido y nunca señalado o rechazado por su sentir, por sus vivencias, por lo que experimenta en ese momento, este es un gran obstáculo. Contar con personas prestas a escuchar sin señalar, personas que los puedan ver más allá de su patología, no limitarlo y resumirlo a ella.
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2004) señala que a lo largo del mundo existe una larga historia en cuanto a la estigmatización de las personas con trastornos mentales y de sus familias. Esto puede verse traducido en estereotipos negativos, temor, incomodidad, rabia, y rechazo o evitación. Las concepciones erradas afectan la vida diaria de los que padecen alguna afección llevándolos así hasta la discriminación y la negación de incluso los más elementales derechos humanos.
Alrededor del mundo las personas con trastornos mentales enfrentan grandes retos para acceder a empleo y de oportunidades de educación, adicionalmente pueden verse expuestos a discriminación en los sistemas de seguros de salud y en los programas de vivienda; incluso en algunos países los trastornos mentales pueden ser causa para negar el derecho al voto o para afiliarse en asociaciones profesionales. En otros, el matrimonio puede ser anulado si la mujer ha sido afectada por un trastorno. El estigma y la discriminación pueden, a su vez, afectar la capacidad de la persona para ganar acceso a una atención apropiada, recuperarse de su enfermedad e integrarse a la sociedad (OMS, 2004).
Es importante tener en cuenta que los propios pacientes también practican un autoestigma, es decir que el individuo se apropia e interioriza todas esas actitudes negativas que ha recibido, de este modo el paciente puede aislarse porque antes se le ha aislado, puede tener un bajo autoconcepto porque las referencias que tiene en lo que concierne a su diagnóstico no son nada favorables, estas creencias podrían imposibilitar los avances del paciente y disminuir el éxito de su tratamiento.
Tener tantos avances nos ayuda a tener una mirada más amplia a las enfermedades mentales pero esta información puede que no llegue a todas las personas o no se recibida por los individuos de una forma apropiada, es importante tener en cuenta que los tabúes que rondan a las enfermedades mentales son difícil de erradicar, vienen acompañados de años de prejuicios, de cada uno depende ser empático y receptivo con cada ser humano.
“Sé amable con todo el mundo, pues cada persona libra algún tipo de batalla”.
Laura Suárez Ilias – Psicologa.co – Especialistas en Salud Mental
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