La familia es de los primeros contextos donde aprendemos cómo comunicarnos. La manera de hacerlo en nuestra familia determinará en gran medida cómo nos comunicaremos con los demás. Así, niños y niñas comienzan aprendiendo los gestos y tonos de voz de sus padres y hermanos mayores. El estilo y la forma de comunicación que tengan como familia está influida a su vez por la historia de las formas de comunicación de las familias de los padres. (Unicef, Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación y el Servicio Nacional de la Mujer , 2004)

En este blog brindaremos algunas estrategias para mantener una comunicación eficaz, porque comunicarse no es fácil: en ocasiones queremos decir una cosa y decimos otra, se malinterpretan nuestras palabras o nuestros gestos… Si sabemos cómo expresar nuestras ideas y emociones de manera clara, si aprendemos a escuchar (escucha activa), a responsabilizar y no culpabilizar (utilizando los mensajes yo en nuestras comunicaciones), etc. conseguiremos relaciones más saludables.

En ese sentido, es relevante recordar que existen estas dos formas de comunicarnos: verbal y no verbal. La primera se refiere a la comunicación a través de las palabras, lo que decimos o escribimos. Lo no verbal corresponde a gestos, actitudes, posturas corporales, tono de voz y contacto visual. Para que la comunicación sea efectiva es necesario que el mensaje que se transmite sea coherente en nuestra expresión verbal y no verbal. Por ejemplo, cuando una madre o un padre le dice a su hijo “¡no estoy enojado!”, pero en un tono de voz fuerte y con el ceño fruncido, el niño se sentirá confundido en cuanto a que parte de la comunicación hacerle caso, si a las palabras o a los gestos. Este tipo de contradicciones es muy usual y puede llevar a la familia a tener dificultades para resolver sus conflictos dada las contradicciones en la comunicación. (Unicef, et, al 2004)

Otra dificultad en la comunicación es mantener la creencia de que la otra persona puede adivinar lo que necesito. Esto ocurre tanto con necesidades tangibles como con necesidades afectivas. Por ejemplo, cuando alguien expresa con gestos su inconformidad y tiene la expectativa que los otros le pregunten qué le sucedió. Es fundamental que todos los miembros de una familia puedan expresar sus necesidades, emociones y expectativas sin temor a ser rechazado o invalidados por los demás. Al hacer explícitas estas necesidades se establecen relaciones más claras y eficientes. Mantener la creencia de que otros pueden adivinar mis necesidades sólo lleva a producir emociones de frustración y aislamiento, porque se interpreta equivocadamente la falta de adivinación como falta de cariño o de preocupación. En este proceso es necesario trabajar para que cada miembro de la familia se responsabilice por sus emociones y necesidades expresándolas desde el yo. Por ejemplo, es muy distinto decir “ustedes hacen que me ponga furioso…” a decir “yo me siento muy enojado cuando…”. (Unicef, et al, 2004)

Otros elementos importantes para tener en cuenta en la comunicación efectiva son la escucha activa: Esto implica muchas veces dejar de hacer otras cosas y disponerse a escuchar al otro, haciéndole saber con nuestros gestos o palabras que estamos atentos a lo que nos quiere decir. Por ejemplo, si un niño llora es diferente manifestarle “ya, Juanito, ya pasó no llore más” con el fin de controlar la situación a que lo hagamos desde una posición de validación, acercándonos, mostrar interés genuino sobre lo que le sucede y como podemos ayudarlo y si el niño lo permite una muestra de apoyo a través del contacto físico como el abrazo.

Otro elemento fundamental es la validación emocional, conectado con lo anterior, la validación en la comunicación es: (Linehan, 1993).

  1. PRESTAR ATENCIÓN, es demostrar interés en la otra persona y no aburrimiento (No hacer varias cosas al mismo tiempo)
  2. REFLEXIONAR: Es Repetir lo que dijo o hizo la otra persona, para estar seguro de haber entendido exactamente lo que la otra persona quiere transmitir. Evitar juzgar ya sea mediante el lenguaje o tono de voz.
  3. Está atento/a lo que no dice la otra persona. Observa su lenguaje corporal. Intenta ver la vida desde el punto de vista del otro. Verifica y asegúrate de estar en lo correcto, sino es así déjalo ir, suelta
  4. COMPRENDER: Verifica si lo que siente la otra persona, lo que piensa o lo que hace tiene sentido de acuerdo con sus experiencias pasadas, su situación actual o su estado de ánimo o físico. 5. RECONOCE LO VALIDO: Valida los sentimientos de la persona, considera sus pensamientos o actos como respuestas válidas; ya que encajan con los hechos actuales y son una respuesta lógica a su realidad.
  5. DEMUESTRA IGUALDAD: Se tú mismo, no subestimes ni sobredimensiones a la otra persona

Finalmente, la comunicación se dificulta cuando creemos que podemos adivinar lo que siente, piensa y desea otra persona. Expresar las expectativas mutuas permite reconocer que acciones se deben realizar y se transmita seguridad en la relación. Para una comunicación saludable, es clave que tanto la persona que pide como la que recibe, la petición exprese en palabras lo que espera del otro. De esta forma se previenen situaciones confusas o ambivalentes.

Referencias

Linehan, M. M. (1993). Skills Training Manual For Treatment of Borderline Personality Disorder. New York, NY, Guilford Press

UNICEF en colaboración con el Centro de Investigación y Desarrollo de la Educación (CIDE) y el Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) (2004).TALLERES PARA TRABAJAR CON FAMILIAS ¿te suena familiar?. Recuperado de: https://www.unicef.cl/centrodoc/tesuenafamiliar/13%20Comunicacion.pdf

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