Con el inicio del plan de vacunación en Colombia y la reducción en algunas medidas para retomar actividades regulares como ir a restaurantes, ir a cine, ir a bares, entre otros, se facilitó la reincorporación paulatina a la “nueva realidad”, sin embargo, esto no ha sido sencillo para todos por igual. Hay personas que manifiestan tener miedo de salir a la calle y enfrentarse a la realidad, existe un pánico a infectarse y dejar sus hogares donde se sentían “protegidos y seguros” a eso se le llama Síndrome de la Cabaña.
Lo anterior se podría explicar desde diversos puntos, la primera las diferencias personales en formas de asumir cambios y capacidad de adaptación y flexibilización ante eso que es novedoso, y lo segundo se explica desde el Síndrome de la Cabaña, el cual consiste en pensamientos de tipo catastrófico en todo lo relacionado a traspasar límites fuera de su hogar, estos pensamientos detonan en el individuo una serie de sensaciones fisiológicas asociadas a la emoción de miedo (taquicardia, sudoración excesiva, hiperventilación, rigidez muscular, sensación de vacío, opresión en el pecho, entre otros) por ende, suelen generar un malestar intenso que hace que la persona reaccione de forma evitativa ante los mismos, es decir, la conducta más frecuente es elegir quedarse en casa en lugar de salir por el miedo a despertar nuevamente estas sensaciones fisiológicas (Vega, 2020).
Ahora bien, cuando hablamos de síndrome no necesariamente esto es un indicador de enfermedad mental, según la psicóloga Andrea Vega (2020) “Se habla de síndrome cuando una persona experimenta un conjunto de síntomas y reacciones tanto emocionales, como cognitivas y motoras tras determinada experiencia vital y a la que están íntimamente ligados”, esto quiere decir que un síndrome esta caracterizado por haber vivido algún tipo de evento importante y que tras el mismo el sujeto comience a experimentar reacciones en el cuerpo, pensamientos recurrentes asociados al evento y conductas que respondan a lo anterior.
En el caso puntual del COVID, el sujeto comienza a tener ideas o temores reales o imaginarios ante posibles escenarios que pueden ocurrir fuera de casa, y es precisamente esto lo que detona un sinfín de reacciones fisiológicas en el individuo generando malestar e incrementando el temor, por lo cual deciden responder a estas aislándose, ya que esto suele estar asociado a “seguridad y control”
Este tipo de dificultades suelen ser más frecuentes en individuos con algún tipo de vulnerabilidad como depresión, fobia a espacios abiertos, ansiedad social, trastorno obsesivo compulsivo, rasgos hipocondríacos, entre otros. Y si a estos factores le sumo la exposición prolongada a medios de comunicación de forma indiscriminada, es decir, sin sustento teórico, podrían llegar a encontrar algún tipo de reafirmación o refuerzo a sus pensamientos obsesivos y su conducta se sostendría en el tiempo.
¿Cómo trabajar este temor?
Lo primero a tener en cuenta es reconocer la dificultad y aceptar que necesitamos ayuda, a continuación, encontrarás una serie de pequeñas ayudas que puedes hacer desde casa:
- Recuerda qué es eso importante para ti y que por estar aislado ya no realizas, ejem: Salir con tus amigos, hacer deporte, tomar fotos, mercar, compartir con tu familia, etc.
- Permítete crear nuevas rutinas que implican una aproximación sucesiva a esas actividades, conecta con esas emociones que te genera el volver a realizar las mismas.
- Incorpora nuevos hobbies que descubriste en aislamiento e invita a los que amas a que compartan contigo esto que es valioso para ti.
- Cuando ya hayas realizado una lista con lo antiguo y lo nuevo haz una jerarquía desde lo más temido hasta lo menos e invítate a salir de casa con tus emociones, recordando siempre cuán valioso es esta actividad para ti y cuánto disfrutabas hacerla.
- Ve a tu ritmo y date el espacio de procesar el malestar que el poner en práctica estas actividades puede conllevarte, comparte con los demás tus experiencias y no te compares con el otro.
Lo más importante del proceso es entender que todas las emociones son válidas y que van a estar presentes diariamente, probablemente no con la misma intensidad, pero siempre se van a hacer sentir porque ese es su objetivo.
Te invitamos a reconciliarte con ellas y a evitar la fatiga de querer deshacerte del miedo, la tristeza o la frustración constantemente, ese tiempo que inviertes en pelear con ellas reinviértelo en tu bienestar emocional y en conectar nuevamente contigo y con eso que te gustaba y disfrutabas tanto.
Si este proceso supera tus habilidades y capacidades, por favor asesórate de un profesional para que paulatinamente retomes tu sentido de vida y logres reincorporarte a la normalidad sin generar traumatismos.
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