“El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza,
no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse,
ese día el amor será para ella, como para el hombre,
fuente de vida y no un peligro mortal”.
Simone de Beauvoir
Alguna vez te has preguntado ¿Qué es el amor? o mejor aún ¿Cómo aprendemos a amar? o ¿De dónde nacen las ideas sobre el amor romántico? Podemos empezar diciendo que el amor es un fenómeno universal, pues no es algo exclusivo de los seres humanos. Se quieren los animales, nos queremos los humanos: Los padres y los hijos, los hermanos, los amigos, los esposos, las familias. Si lo vemos a detalle vivimos rodeados de afectos, pues queremos a los compañeros del colegio, de la universidad, del trabajo, a todos aquellos con los que hemos compartido gustos, pasiones y/o experiencias inolvidables.
El amor es algo que nos pasa a todos, sin excepción alguna, por lo menos una vez en la vida, y lo experimentamos de acuerdo a la cultura en la que nacemos. Por tanto, podríamos decir también que el amor es una construcción sociocultural que varía según el momento histórico, la geografía, la cultura, las religiones, las formas de organización política y social, las creencias y demás normas, configurándose de esta manera en un sentimiento colectivo complejo en el que convergen diversos factores.
De igual forma, el amor ha hecho posible la supervivencia de la especie humana, siendo a su vez, el motor que mueve el mundo, pues somos seres sociales por naturaleza que buscamos constantemente establecer relaciones con un otro significativo, necesitamos el afecto y el cariño de las personas que nos rodean, necesitamos compartir buenos momentos, intercambiar abrazos, que nos digan cosas lindas, que nos sintamos respetados y amados.
También, aprendemos amar a través de los cuentos de hadas, de las telenovelas y las películas, que exponen modelos a seguir de cómo debemos amar, de cómo debemos comportarnos en una relación de pareja o en una relación familiar. Adoptamos dichos modelos casi sin pensarlo, sin cuestionar. Por tanto, podemos afirmar que el amor no nace, se aprende: aprendemos amar según el momento histórico en el que estemos, según nuestro contexto sociocultural, interiorizamos la cultura amorosa en que nos desarrollamos por medio de la educación, los medios de comunicación y los procesos de socialización. Entonces, podríamos pensar que no se ama igual en un pueblo del eje cafetero Colombiano, que en un Barrio de Shanghai, puesto que el es un fenómeno en constante construcción y cambio que varía de acuerdo a los momentos históricos, ubicación geográfica y se nutre del ambiente cultural, social y política (Herrera, 2018).
Así que, el amor romántico es una construcción sociocultural, un mito que se consolidó durante el siglo XIX en nuestra cultura occidental y que se extendió por el resto del mundo. La ideología que hoy en día esconde el mito del amor romántico está permeado por el capitalismo y el patriarcado. Es decir, que busca mantener a las mujeres subordinadas por los hombres, a amar sin condiciones, en una posición de sumisión, las mujeres han sido educadas para trabajar por la familia, la pareja y los hijos, todo en nombre del amor, quedando atrapadas en mitos y creencias falsas sobre el amor romántico, pasando horas soñando con el amor ideal y perfecto, con encontrar nuestra media naranja, con el final feliz de los cuentos de hadas, pensando que el amor es para siempre, que el amor todo lo puede; que debemos sufrir por amor, que sin pareja son solas, que nos va dejar el tren, que quien nos quiere nos hará llorar, que sin nuestra pareja no somos nada, entre otros mitos que nos venden falsa información sobre el amor y las relaciones de pareja, haciéndonos caer en dinámicas violentas dando prioridad a la necesidad de vivir el romance incluso por encima de nuestro bienestar y salud mental y emocional (Herrera, 2018).
Esto sucede porque no nos han enseñado a tratarnos bien, a cuidarnos mutuamente, a disfrutar de las relaciones de pareja por el tiempo que duren, a no permitir malos tratos en nombre del amor. El amor de pareja si puede disfrutarse pero solo en condiciones de igualdad, libre de violencias, si es posible aprender a querernos bien y bonito, y solo así podremos disfrutar de una de las experiencias más lindas que podemos vivir en la vida, esto ocurre cuando hay cuidados mutuos, respeto, complicidad, comunicación asertiva, compañerismo, honestidad, generosidad y muchas ganas de disfrutar del amor. Cuando podemos amar en libertad, el amor se convierte en una gran experiencia que nos permite disfrutar de la vida, que nos permite ser nosotras mismas, conocernos mejor, trabajar en nosotras misma, empoderarnos y desarrollar nuestro máximo potencial.
Ahora bien, es importante siempre recordar que el amor es infinito, abierto y diverso: no se reduce únicamente a la pareja. Todos los afectos son valiosos e importantes, todos los amores importan, todos los afectos nos alimentan y nos hacen la vida más fácil.. Por lo que hay que desmitificar el amor romántico como la única forma de ser felices, pues hay muchas personas que nos aprecian y nos aman, hay diversas formas de relacionarse, muchas maneras de construir vínculos, por tanto será cuestión de liberarnos del amor romántico para tejer nuevas redes afectivas que llenen nuestra vida del buen amor y así poder multiplicar y expandir el amor como el motor para transformar el mundo.
Referencias.
Bowlby, J. (1969). Attachment and Loss, Vol. 1: Attachment. London: Hogarth Press and the Institute of Psycho-Analysis.
Herrera, C. (2018) Mujeres que ya no sufren por amor. Transformando el mito romántico. Los libros de la catarata.
Melissa Rueda – Psicologa.co – Especialistas en Salud Mental
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