La diversidad en cualquiera de sus manifestaciones no es agradable para la mayoría de seres humanos. Como animales de costumbres que somos, nos cuesta asumir los cambios del ambiente, del entorno, de las personas y de nosotros mismos, debido a que implica un movimiento interno y de nuestro propio esquema mental, que puede producir estrés.
Si además agregamos imposiciones sociales, como estereotipos, mitos y prejuicios, que hacen dudar a los seres humanos de si el cambio que van a asumir es el “correcto” o no, la decisión se torna más difícil, porque entran a jugar juicios morales, aprendizajes de vida y hasta creencias religiosas.

Nos han enseñado que la familia es el núcleo de la sociedad y que la constituyen ese grupo de personas en el que más podemos confiar, en donde existe un vínculo afectivo, de protección y de seguridad, que está siempre ahí para ayudar a resolver una situación difícil. Sin embargo para algunas personas, esta representación se desvanece cuando por ejemplo, tienen una posición diferente de vida a nivel religioso, político y/o cuando tienen una preferencia sexual diferente a la de sus propios padres, que es el tema de interés de este artículo.

Paradójicamente, a pesar de los esfuerzos de algunos sectores de la sociedad, de los especialistas en ciencias sociales, y del avance tecnológico y cultural, el machismo, la homofobia, la discriminación y la intolerancia, son el pan cotidiano de la sociedad, ya que consideran la homosexualidad como algo desconcertante, vergonzoso, como una enfermedad que necesita cura, una aberración, incluso un pecado, y por lo tanto resulta terriblemente doloroso de aceptar.

Podríamos equiparar este tipo de reacción dolorosa por parte de las familias, especialmente de los padres, a la reacción de duelo, ya que estamos hablando de una “pérdida” del concepto que tenían de su propio hijo; por tal razón, una de las primeras reacciones que se puede presentar es la de negación. Posteriormente se puede presentar una etapa de ira y culpa en la que algunas personas reaccionan con violencia, no solo física sino por ejemplo echando a sus hijos de casa. Luego, en algunos casos, se puede hablar de una etapa de aceptación, a veces incondicional en donde la familia apoya y protege a su hij@, otras veces sólo bajo algunas normas y condiciones, como “no hablar del tema” o “no hacerlo visible ante los demás”. Recordemos sin embargo, que como en todo proceso de duelo, existe la exclusividad, ya que cada reacción es única e inigualable.

Si estás atravesando por una situación similar y te sientes identificado con lo expuesto anteriormente te invitamos a que tomes en consideración las siguientes recomendaciones para afrontar de la manera más funcional, el hecho de contarle a tu familia sobre tu preferencia sexual, hacer respetar tus derechos y puedas superar el miedo, la vergüenza, la culpa, la violencia y la homofobia en general, dentro de tu propia casa. No te sientas obligado a hacerlo, hazlo cuando te sientas preparado pero piensa que mientras más temprano lo puedas hacer, mejor será para tu bienestar general.

Antes de hablar con tus padres, ten presente que la construcción que ellos pueden tener acerca de la homosexualidad, la mayoría de los casos se fundamenta en creencias socioculturales y aprendizajes propios, casi siempre basados en creencias erróneas, mitos, prejuicios y estereotipos, sobre qué significa tener una preferencia u orientación sexual diferente. Muchas veces intentarán también encontrar una causa a lo que les estás contando y se culpabilizarán por tal vez no haberte “educado” bien (por eso algunos de ellos reaccionan agresivamente, porque sienten que la culpa es de ellos y sienten rabia por ello). Por todo lo anterior, podrías empezar intentando explicar a tus padres qué es la homosexualidad, que no se trata de que seas un ser de otro planeta o que te han cambiado o que dejas de ser su hijo por sentir diferente a ellos.

 

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Si sientes mayor confianza con alguno de tus padres, ya sea con tu padre o con tu madre, intenta primero hablar con esa persona, para que luego, en compañía, puedas acceder a hablar con quien no sientes la misma cercanía.

Puedes encontrarte con diversas reacciones, desde positivas hasta negativas, tales como naturalidad, tolerancia y aceptación por un lado o evitar hablar del tema, intentar cambiar la orientación sexual de su hijo, tristeza, negación, rabia, miedo, llanto, ansiedad, culpa, fracaso, frustración, shock emocional y desagrado.

El miedo y el temor son unas de las principales reacciones por parte de las familias, asociados por ejemplo al miedo a que la sociedad les haga daño a sus hijos, tanto física como emocionalmente o a que por ejemplo se enfermen debido a una enfermedad de transmisión sexual y a que no cumplan con las expectativas familiares puestas por los padres hacia los hijos, como por ejemplo tener hijos y perpetuar el legado familiar. Por esta razón dicho miedo se manifiesta en rabia, en casi todos los seres humanos. No nos gusta sentir temor y por eso a veces reaccionamos violentamente. Lo anterior te ayudará a tener en cuenta que así como para tí es difícil hablar sobre el tema para ellos también es difícil escucharlo. Pero si preparas el terreno antes de abonarlo, resultará un poco menos complicado.

Puedes invitar a tus padres a ser empáticos con tu situación, es decir a ponerse en tus propios zapatos y que traten de imaginar y pensar cómo te sientes sin recibir apoyo, qué situaciones has tenido que vivir y cómo te sentirías recibiendo amor incondicional. Invítalos también a ellos mismos a expresar sus pensamientos y sentimientos para no sólo romper con tabúes sino a que manifiesten y canalizen por medio del diálogo, el estrés que puede desencadenar esta situación.

Como se mencionó en un principio los cambios generan estrés. Es importante que tengas en cuenta que cuando intentas cambiar ciertas apreciaciones erróneas de la vida en general, cuando se realizan movilizaciones emocionales y cuando se debe modificar la  reorganización familiar ya establecida, implica un esfuerzo adicional que puede traer una serie de tensiones, de rigideces, inflexibilidades, ya que nos resulta más cómodo quedarnos donde estábamos. Sin embargo, cuando se logra dar un paso más allá y salir de la zona de confort propia, constituye el principal proceso para llegar a la aceptación plena y el apoyo incondicional.

Si puedes lograr que tus padres entiendan qué es la homosexualidad y logras de forma asertiva expresarles tus sentimientos, lo que piensas, tus miedos, tus expectativas, y logras contarles tus experiencias personales sobre lo que has vivido dentro de la sociedad, la falta de apoyo y afecto y la discriminación que en ocasiones has tenido que experimentar, tal vez les hagas entender que es suficiente con todo éso y que por parte de ellos no necesitas más rechazo, sino todo lo contrario: comprensión y amor. Educar a la sociedad comienza por educar a la familia.




El apoyo social, sobretodo por parte de la familia, genera sentimientos de bienestar, que se ven reflejados en una adecuada salud física y mental de la persona apoyada, y así mismo, disminuye los riesgos tanto propios como por parte de la sociedad, de hacerse o que le hagan daño, debido a no sentirse aceptado por sus sentimientos y sentir vulnerados sus derechos humanos.

El tiempo será tu mayor aliado en este tipo de situaciones. A veces queremos salir de los problemas inmediatamente pero en la gran mayoría de los casos, todo requerirá de paciencia, porque la aceptación no se da de la nocha a la mañana, es un proceso que no sólo requiere entendimiento por parte de tus padres sino también por parte tuya hacia ellos.

Puedes también buscar apoyo en tu círculo social más cercano, que conoce ya sobre tu preferencia sexual y que probablemente tiene la misma orientación sexual que la tuya, y preguntarles por ejemplo cómo hablaron ellos con su familia, si ya lo hicieron, no solo para conocer diferentes estrategias de afrontamiento, sino para conocer diversas reacciones que tal vez te pueden ayudar a prepararte ante posibles reacciones de tus propios padres. Lo anterior también te hará sentir más tranquilo en cuanto te das cada vez más cuenta que no estás solo en el mundo y que muchas personas han pasado o están pasando por dificultades similares a nivel familiar.

Si te resulta difícil intentar estos primeros pasos, ya sea porque no te sientes aún preparado a darlos o porque has intentado y tu familia reacciona de forma extremadamente negativa, puedes solicitar recibir ayuda y apoyo profesional especializado, por ejemplo a través del servicio de psicología.

Mantén claridad y tranquilidad teniendo en cuenta que el proceso de psicología no tendrá jamás como objetivo cambiar tu preferencia sexual. Los sentimientos no se “curan” por el hecho de que sean “buenos” o “malos”, los sentimientos simplemente son. La terapia psicológica no te ayudará a cambiar tu sentir en ese sentido, sino a apoyarte en tu proceso de autoaceptación y de aceptación familiar.

Una familia funcional brinda amor incondicional independientemente de la preferencia sexual de su hijo o de si escoge estudiar una carrera diferente a la que ha estudiado la familia o de si viste diferente o prefiere un género musical sobre otro.

El objetivo entonces está en que todos entiendan que el “problema” no es tener una identidad sexual diferente, el problema verdadero radica en no recibir apoyo por parte de las personas que nos dieron la vida y que más dicen amarnos.

Cuando se comparte un proyecto vital de existencia en común, duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia, existe un compromiso personal entre sus miembros y se establecen intensas relaciones de intimidad y reciprocidad, hablamos de una familia incluyente, respetuosa y amorosa.

Algunas veces los sentimientos negativos que manifiestan las familias en un principio, se transforman en sentimientos de orgullo por la valentía de sus hijos y en confianza y seguridad hacia sus hijos por haberles compartido sus sentimientos, que de igual manera pueden o no representar una aceptación total de la preferencia sexual de los mismos. Cuando no ocurre así, sabemos que no es fácil contar con el apoyo familiar, sin embargo, por tu parte haz dado un gran paso al querer confiar en tus seres queridos y en aceptarte tú mism@ tal cual eres independiente de la opinión de los demás.

Un mundo mejor se dará cuando aceptemos y respetemos un mundo diverso.

Referencias

Ceballos-Fernández, M. (2014). Identidad homosexual y contexto familiar heteroparental: implicaciones educativas para la subversión social. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 12 (2): 643-658.

Luján Henríquez, I. y Tamarit Rovira, A.M. (2012). Dinámica familiar ante la revelación de la orientación homosexual de los hijos/as. International Journal of Developmental and Educational Psychology, 3 (1): 301-308.

Solís Zúniga, F. (2016). Proceso de aceptación que experimentan padres y madres de hijos homosexuales ante el conocimiento de la orientación sexual. Revista Científica De FAREM-Estelí3 (12): 28-41.

 

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